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Maestro Jesucristo, hijo predilecto de Dios, Yo Soy tu verdadero discípulo, de alma y razón. Desde tu grandeza y desde tu infinito amor, decidiste brindarnos una oportunidad mejor. Rechazaste al poder, la gloria y el honor, cambiándolo por una cruenta crucifixión. Ejemplo de renuncia honorable a los apegos, que solo es propio del hijo elegido de Dios. En el umbral de tu muerte, acaecida en torturas, imploraste el perdón, a tu Padre que te observó, con la simple excusa, de ignorancias inoportunas, para quien con inexcusable prepotencia te mató. Y tus enseñanzas, mal trastocadas se pierden, para que solo los que dirigen, conozcan su poder, cuando a sabios e ignorantes han de engrandecer, pues tú ya pagaste nuestro precio para transcender. |
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