5- diferencias entre la Resiliencia y la psico-alquimia:

Ante una pregunta de un alumno sobre la diferencia entre la Resiliencia y la PsicoAlquimia realicé esta tabla de explicaciones:

Advertencias: Las definiciones de Resiliencia no son de mi autoría, las he ido recopilando de información subida a Internet.

EL RESILIENTE:

EL PSICO-ALQUIMISTA:

a- Es conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y el resiliente sabe usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.

a- Es consciente de toda su enorme ignorancia, y ello le anima a convertirse en buscador de su propia evolución, estando así en constante “crecimiento”. Sabe que todo conocimiento es relativo en base a la Psicología cuántica que nos expone, que todo lo que crees como verdad, lo es, tanto como lo totalmente opuesto y todas sus partes intermedias. Esto evita muchos enfrentamientos personales y externos, pues el gran problema es, cuando uno se cree que sabe o que tiene la razón.

b- Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.

b- Son intuitivos, con las capacidades paranormales más desarrolladas. Suelen convertir los conflictos en motivación para convertirse en terapeutas, pues desde tal perspectiva, el aprendizaje y las resoluciones adquieren un puesto de gran preferencia. Son total conocedores de lo placentero y doloroso entendiendo que ello genera “La Diferencia de Potencial”.  

c- Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.

c- Saben que sus capacidades han de ser constantemente mejoradas, pues la vida demanda conflictos mayores a los que tienen un nivel mayor. Y es su nivel superior, el que les deja de manifiesto que no existe de esa falta de seguridad en ser como “campeones perpetuos”, educados para siempre ganar, pues las victorias se han de repartir, aunque el “Ego” pretenda ser siempre el protagonista de todo. Entiende de la transcendencia de trabajo interior, y no se deja influir por esa sobrevaloración del trabajo en equipo, tan necesaria para el gregario. Y cuando se siente necesitado, busca a quien ayudar, en vez de pedir ayuda.

d- Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas con un alto nivel de resiliencia son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto.

d- Tienen certeza de que las dificultades son como exámenes, con los que se nos ofrece la oportunidad de aprobar tal materia, y que por tanto, un esfuerzo transitorio puede ofrecer un reconocimiento eterno. Entienden que las crisis es parte imprescindible de nuestros cometidos de vida, y que no porque incomoden al “Ego” han de ser catalogadas como negativas. Por ello, los logros que se consiguen a futuro, no dependerá de superar malvados desafíos, sino situaciones que nos permiten “crecer”, y por tanto dignas de agradecer, pero siempre con la máxima: “¿Aprendes o te ofendes?” 

e- Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tener una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.

e- Conocedores que la consciencia plena es fantasioso, cuando existe un infinito al que solo podemos acceder en su expresión mínima, pero que aún así, y desde la humildad, se puede acceder a una consciencia enriquecedora, pero siempre valorando, no para juzgar, sino para aprender de sus deficiencias. Y también teniendo en cuenta, que en su justa medida se hace también necesario el enorme valor de redolerse de ese entorno reflejo en sí mismo. El pasado forma parte del presente, pues es referencia imprescindible para conducirnos hacia el futuro. Conformamos parte de los tres elementos pasado-presente-futuro, los cuales son indivisibles. No se detienen en los pequeños detalles, pues son conocedores de las inmensas grandezas a su alcance, necesarias de conseguir, pero siempre desde el recreamiento.

f- Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.

f- Ven la vida con equilibrio entre la subjetividad y la objetividad, pues lo importante no es solo esa realidad verdadera exterior, sino como cada cual la siente en su interior, pues es lo que verdaderamente conformará nuestro mundo de existencia. No consideran que las potencialidades estén definidas, pues en algunas áreas somos como niños pequeños, que aún no están preparados para decidir cuál será el trabajo de su futuro. Entendiendo que los retos no están para disfrutar, pero sí para recrearse, pues lo uno es pasivo y lo otro activo que nos ayuda a “sacar punta al lapicero” para estar dispuesto a tomar notas. Entienden que el optimismo y el pesimismo no son realistas, sino totalmente subjetivos, y que las peores situaciones vividas en la vida, a la larga pueden constituir los mayores valores, como quien en la ruptura de su matrimonio se sentía que todo su mundo se le derrumbaba, hasta que encuentra una persona muchísimo más idónea para acompañarle por la vida.

g- Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.

g- Se rodea también de personas con actitudes negativas y las ofrece de su sabiduría, pues mientras se aporta, es cuando más se recibe. Buscar el atajo estratégico de la comodidad y confortabilidad, puede privarnos de enfrentarnos a muchas luchas, de las que se nos están privando de sus posibles victorias. Y no existen personas malas, sino personas necesitadas, a las que puedes aportar sin te lo reclaman. Protegerse quimérica y eternamente tras las murallas del apoyo ajeno, es cuando más dependencias se genera, y por tanto, cuando mayor y más impotente puede ser la caída.

h- No intentan controlar las situaciones, sino sus emociones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas con capacidad de resiliencia saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control. Se centran en cambiar sus emociones, cuando no pueden cambiar la realidad.

h- El control de las situaciones y de las emociones han de estar equilibrados, pues lo uno se refleja en lo otro. Pero siempre sabiendo que los éxitos y fracasos se reparten, pues todos jugamos a este mismo juego de la vida. El PsicoAlquimista sabe, que se pueden controlar todas las situaciones de la vida necesarias; que todo es cuestión de oportunidades en el tiempo, y que la vida ya bien se encarga de ello, por lo que no delegan el control por tal derrotismo. Las emociones y la realidad forman parte de un mismo conjunto, y ambas deben ser tratadas a la par.

i- Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.

i- El psicoalquimista tiene consciencia de sus limitaciones y saben que lo que se pretende lograr varía, pues todo en este mundo está en constante movimiento y cambio. Se aferran a sus cometidos, aunque a veces resulte preciso dar rodeos necesarios, pero teniendo en cuenta que el que no mantiene un cometido estable, es como el que navega sin rumbo fijo.

j- Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.

j- La adversidad son oportunidades dignas de agradecimiento, pues solo el que participa en batallas puede conseguir victorias. Y todo desde el optimista recreamiento, sin que constituya reírse de nada ni de nadie, pues nunca se sabe si las tornas cambiarán. Son los que mucho ríen los que se ocultan de lo que mucho lloran y se decepcionan. Se ha de enfocar siempre en lo bueno y lo malo, pues los dos son aspectos de la misma moneda; y los dos necesarios para esa “Diferencia de Potencial”.

k- Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que los resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.

k- Son constantes pero flexibles en sus propósitos, conscientes de que las metas pueden cambiar con el tiempo y que según la Ley Cuántica: “Lo que se cree es tan cierto, como todo lo contrario y sus partes intermedias”. Cuando el destino lo exigen, pueden luchar contra molinos de vientos, sin camuflarse aprovechando el estratégico sentido de la corriente, al que fácilmente se adhieren los cobardes y necios. Son flexibles en sus luchas internas, pues saben que también en nuestro interior las situaciones presentan altibajos.

l- Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.

l- Valoran la colaboración con quienes procede colaborar, pero sin caer en una búsqueda de ayuda del que delega de sus responsabilidades en personas que han convertido en negocio la prestación de tal ayuda.

m- No se trata de evitar que se caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para ello tenemos que confiar en que ellos pueden. Por supuesto, tampoco se trata de exponerles a peligros o ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”, afortunadamente no estamos en Esparta. Aportar seguridad y protección es necesario.

m- Evitar caerse como aprender a levantarse, constituyen parte del mismo propósito, pero siempre consciente, que lo uno y lo otro es siempre posible, sin agarrarse a falsas cómodas ventajas, pues lo que proporciona la fortaleza verdadera estriba en esforzarse con sabiduría. Convertirse así en un “Espartaco” siempre será motivo de orgullo. 

n- Algo importante que podemos preguntarles a los niños cuando tienen un contratiempo si queremos que aprendan a desarrollar la resiliencia es ¿qué puedes aprender de esto? o ¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?

n- De todo los que acontece, se puede sacar un aprendizaje y una experiencia que al ser personal, siempre será valiosa, si bien, a veces, ello se ha de ver y entender a tiempo ya pasado, recordando alguna situación muy conflictiva de hace muchos años, como ahora en el presente, ya no tiene poder.

ñ- Enseñar a los niños a relativizar y a ver los errores y los contratiempos como una oportunidad para aprender y mejorar les guiará por el camino de la resiliencia, pero no desde la negación de sus emociones, sino desde empatía hacia lo que sienten y su mundo emocional, transmitiéndoles nuestra confianza en que ellos pueden afrontar la adversidad y superarla.

ñ- Enseñar a los niños, no desde la doctrinar del falso sempiterno campeón que se les transmite, que tanto daño hace cuando surge la derrota, sino que en la vida un día gana un equipo y otro ganará el otro, pues de lo contrario esta vida sería monótona y aburrida y no tendría aliciente participar en ella, ni por los que siempre ganan, ni por los que siempre pierden.